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Los trastornos de interacción intestino-cerebro tras la pandemia de COVID-19

27.08.2025

Un estudio realizado en el Reino Unido y Estados Unidos comparó la prevalencia de los trastornos de interacción intestino-cerebro (DGBI por sus siglas en inglés) antes y después de la pandemia de COVID-19. Para ello, se aplicaron encuestas representativas en 2017, con 4050 participantes, y en 2023, con 4002. Los cuestionarios incluyeron la evaluación diagnóstica según los criterios de Roma IV, así como síntomas no gastrointestinales, ansiedad, depresión, calidad de vida y uso de servicios sanitarios. En 2023 se añadieron además preguntas sobre infección por COVID-19 y antecedentes de la enfermedad.

Los resultados mostraron un incremento significativo en la prevalencia general de DGBI, que pasó del 38,3% en la etapa pre-pandemia al 42,6% después de la misma. Este aumento se observó de manera consistente en ambos países y en diferentes dominios: esofágico, gastroduodenal e intestinal. Entre los diagnósticos más destacados, la dispepsia funcional aumentó del 8,3% al 11,9% y el síndrome de intestino irritable del 4,7% al 6,0%. Estos hallazgos confirman que la pandemia tuvo un impacto amplio en la salud digestiva de la población adulta.

Los factores asociados a un mayor riesgo de presentar DGBI en la etapa post-pandemia incluyeron ser joven, de sexo femenino, padecer ansiedad o depresión, presentar síntomas somáticos de intensidad media a alta y haber tenido múltiples infecciones por COVID-19. Asimismo, la presencia de dolor abdominal o diarrea durante la infección, así como el padecimiento de COVID persistente, se relacionaron de manera significativa con el desarrollo de estos trastornos.

Las personas con DGBI tras la pandemia, especialmente aquellas con COVID prolongado, reportaron peor calidad de vida, mayor afectación del estado de ánimo, más síntomas somáticos y un uso más elevado de servicios sanitarios en comparación con los pacientes evaluados antes de la pandemia. Estos resultados evidencian la necesidad de que los sistemas de salud y las instituciones de investigación adapten sus recursos para afrontar el incremento de casos de DGBI en el contexto post-COVID y optimizar su abordaje clínico.